Sobre el blog

Bienvenido a una nueva etapa de este blog, que tiene como centro principal de interés la crisis y las políticas que se están aplicando para abordarla, sobre las que mantengo una posición crítica. Nos gustaría que este blog fuera una contribución, basada en los principios de la economía crítica, a la construcción de una alternativa que favorezca una salida más justa a la crisis económica, centrada en el empleo decente, la lucha contra la desigualdad y la promoción de un crecimiento sostenible.

Como soy profesor en la Universidad de Castilla-La Mancha, en ocasiones incluyo también entradas que están pensadas fundamentalmente para que mis alumnos comprueben la relación directa entre los temas que estudian y la realidad que más directamente les afecta.

El blog pretende ser una invitación -esperamos que rigurosa- a la reflexión crítica de los lectores, y también a debatir, rebatir, discrepar y aportar sus propios comentarios y textos.

En el actual contexto social, no podemos quedarnos al margen, sino ayudar a buscar otra salida.

lunes, 10 de febrero de 2014

¿De qué recuperación hablamos cuando miramos al empleo?

Después de nueve trimestres de recesión (crecimiento negativo del PIB) España ha registrado en los dos últimos trimestres crecimiento positivo, y todas las previsiones apuntan a que en 2014 se confirmará esta “salida de la recesión”. Ahora bien, para poder hablar de comienzo de la “recuperación” deberían cumplirse otras condiciones, y una de ellas es que se cree empleo de forma significativa (añadiríamos: empleo decente, con condiciones laborales adecuadas, salario suficiente y estabilidad). Y para acercarnos a cualquier “salida de la crisis” debería haberse producido además una reducción significativa en la tasa de desempleo. Por tanto, la pregunta que nos hacemos es: ¿se creará empleo en España con la tasa de crecimiento que se espera para el próximo año?, ¿o si se reduce el paro seguirá siendo sobre todo por la reducción de la población activa (emigración + desanimados)?, ¿dónde se sitúa el umbral mínimo de crecimiento para crear empleo en la economía española?


Las preguntas anteriores implican que existe una relación positiva entre el crecimiento del PIB y el crecimiento del empleo, y por tanto la reducción de la tasa de paro. Podemos verlo en dos pasos:

§  Las empresas producen lo que esperan vender, y si la demanda agregada se incrementa, también lo hace la producción en un contexto de recursos sin utilizar como el actual. Esta mayor producción puede alcanzarse mediante aumentos de la productividad del trabajo o mediante contratación de más trabajadores. Por tanto, para un crecimiento dado de la productividad, cuanto más crezca el PIB, más aumenta el empleo.
§  Por otra parte, la tasa de paro es el cociente entre los activos que no encuentran empleo y el total de los activos. Por tanto, dado el crecimiento de la población activa, un mayor crecimiento del PIB y del empleo dan lugar a mayores reducciones de la tasa de paro.

Esta relación positiva entre crecimiento del PIB y reducción de la tasa de paro se conoce en economía como Ley de Okun, porque fue enunciada por primera vez en 1962 por el economista norteamericano Arthur Okun (1928-1980). Su aportación fue señalar que existe una tasa de crecimiento mínima para que la tasa de paro no aumente, y estimar esta relación utilizando la experiencia de los 50 años anteriores de la economía de Estados Unidos. De acuerdo con estos datos, afirmó que por cada punto en que la tasa de crecimiento del PIB (g) se situaba por encima del 3%, la tasa de paro (u) se reducía en medio punto porcentual. De forma equivalente, cualquier tasa de crecimiento inferior al 3% daría lugar a aumentos de la tasa de paro, porque no sería suficiente para compensar los aumentos de la productividad y de la población activa:

Du = -0.5 (g – 3%)

Por supuesto, estos coeficientes que establece la Ley de Okun estaban basados en la experiencia de Estados Unidos, y por tanto no pueden aplicarse sin más ni a otros países, ni a la propia economía estadounidense en otros periodos. Es decir, es más una regularidad empírica que una “ley”. Más aún, la dificultad que tiene este procedimiento para hacer proyecciones sobre lo que ocurrirá con la tasa de paro es que debemos hacer antes previsiones sobre el crecimiento de la productividad y el crecimiento de la población activa, pero a su vez ambas variables son dependientes de lo que ocurra con el crecimiento del PIB. Por ejemplo, en los últimos años en España se ha acelerado el crecimiento de la productividad –que antes estaba estancada- y se ha reducido la población activa –que antes crecía un 3% anual-, pero ambos sucesos están claramente inducidos por la propia crisis y la destrucción de empleo, no son fenómenos autónomos. Por tanto, no podemos pensar sin más que si ahora se eleva el crecimiento, estas tasas se mantendrán constantes en sus valores actuales.

En la siguiente figura (pinchar sobre ella para ampliarla) recogemos el caso de la economía española entre 1986 y 2013. Se puede preciar  una relación negativa muy clara entre crecimiento del PIB y aumento del paro. Para que la tasa de paro se mantuviese constante, durante estos años era necesaria por término medio una tasa de crecimiento del 2.7%. En cambio, por cada punto en que el crecimiento la economía se situaba por debajo de esta cifra, la tasa de paro aumentaba 0.9 puntos porcentuales. También vemos que en estos 28 años, la tasa de paro de la economía española no se redujo nunca con tasas de crecimiento inferiores al 2.5%. Es decir:

Du = -0.9 (g – 2.7%)


Fuente: Elaboración propia a partir de datos del INE.

Pero, como decimos, no se pueden aplicar sin más estas cifras a lo que esperamos que ocurra el próximo año, ya que esto dependerá de la evolución de la productividad y de la población activa, y las circunstancias actuales son muy diferentes. Por ejemplo, Juan José Dolado escribía un artículo recientemente en El País (aquí) en el que señalaba que con crecimientos del 0.3%, España ya empezaría a reducir su tasa de paro. Y en el cuadro siguiente (pinchar encima para ampliarlo) se recogen las previsiones para 2014 de los principales servicios de estudios españoles y comprobamos cómo, en media, la previsión es que con un crecimiento del 0.9% del PIB, el empleo se mantendrá estable y se producirá una ligera reducción de la tasa de paro de 0.8 puntos porcentuales (desde el 26.4% al 25.6%). ¿Cómo es esto posible, dada la experiencia anterior de la economía española?, ¿es esto una buena noticia (“¡por fin no se destruye empleo en España!, ya se ve la luz al final del túnel, las políticas económicas están siendo un éxito”)?

Fuente: Panel FUNCAS, http://blog.funcas.es/?cat=10

Las cifras que aparecen en el cuadro implican, como estamos diciendo, que se espera –en media- un crecimiento de la productividad del 0.9%, y que continúe el decrecimiento de la población activa por la emigración y el desánimo (-0.8% de media). Las cifras del cuadro nos permiten hacer algunos comentarios finales:

  •      Existe una gran incertidumbre respecto a lo que ocurrirá el próximo año con el PIB y sobre cuál será su impacto sobre el empleo, lo que se refleja en la elevada dispersión de las previsiones que se recogen en el cuadro. Por ejemplo, Analistas Financieros Internacionales prevé un crecimiento del PIB de un 0.8%, ligeramente por debajo de la media, pero con una elevada creación de empleo (0,6%) lo que dará lugar a una tasa de paro todavía muy elevada en 2014 (25.7%). Por el contrario, la previsión del Instituto de Macroeconomía y Finanzas conduce prácticamente a la misma tasa de paro (25.4%) pero con una tasa de crecimiento del PIB más elevada (1%) y destrucción de empleo (-0.5%), por lo que la bajada del paro sólo obedecería a que el proceso de expulsión de la población activa continúa.
  •      Si nos fijamos en la media, ¿cómo es posible que con un crecimiento tan bajo del PIB se reduzca la tasa de paro? La razón, como decíamos, es que para el año que viene se espera una cierta ralentización del crecimiento de la productividad y una nueva disminución de la población activa, continuando el proceso iniciado en 2012 y 2013 (ver la tabla más abajo). Respecto a la productividad, esto refleja una característica propia de la economía española: el comportamiento anticíclico de esta variable (crece en los malos años y se ralentiza en las expansiones) que está vinculado con la abundancia de empleo precario y de mala calidad, como se puede leer aquí. En cuanto a la disminución de la población activa, obedece sobre todo a los efectos negativos de la crisis, y es en realidad una pésima noticia.


Año
Ctº pob. Act.
Ctº product.
2006
3.3
0.8
2007
2.8
0.6
2008
3.0
1.2
2009
0.8
2.6
2010
0.2
2.3
2011
0.1
2.3
2012
-0.2
3.3
2013
-1.3
2.5
2014 (p)
-0.8
0.9
Fuente: INE (2006-2013) y Panel Funcas para 2014.

  •       Estas cifras tan exiguas de creación de empleo y reducción del paro contrastan con la gravedad de los efectos que ha tenido la crisis sobre el número absoluto (no hablamos ahora de tasas de variación) de ocupados y parados. Entre el cuatro trimestre de 2007 y el cuarto trimestre de 2013 se han perdido 3.752.000 empleos, hay 4.104.000 parados más y 250.000 activos menos. El lector puede calcular cuánto tardaríamos en volver a cifras anteriores a la crisis con esta “recuperación”, con el agravante de que las familias que no cuentan con ningún ingreso se han duplicado desde que comenzó la crisis, y que el 61% de los parados llevan más de un año sin trabajar.
  •       Por último, el empleo que se está creando no sólo es escaso, sino de una calidad muy baja: aumenta el porcentaje de empleados a tiempo parcial (la inmensa mayoría de forma involuntaria), se destruye empleo indefinido, y sólo aumenta el empleo temporal. (Puede verse un análisis más detallado de los datos de la EPA del conjunto de 2013 en este artículo de J.I. Pérez Infante, uno de los participantes del ciclo de conferencias de la facultad).


En definitiva, nos reafirmamos en que sólo podrá resolverse el problema del desempleo con un cambio drástico de las políticas económicas que se están aplicando en España y en Europa, que debe pasar necesariamente por la sustitución de las políticas de austeridad por otras de estímulo de la demanda; el abandono de la devaluación salarial; y la búsqueda de soluciones viables para el problema de la deuda privada.