Sobre el blog

Bienvenido a una nueva etapa de este blog, que tiene como centro principal de interés la crisis y las políticas que se están aplicando para abordarla, sobre las que mantengo una posición crítica. Nos gustaría que este blog fuera una contribución, basada en los principios de la economía crítica, a la construcción de una alternativa que favorezca una salida más justa a la crisis económica, centrada en el empleo decente, la lucha contra la desigualdad y la promoción de un crecimiento sostenible.

Como soy profesor en la Universidad de Castilla-La Mancha, en ocasiones incluyo también entradas que están pensadas fundamentalmente para que mis alumnos comprueben la relación directa entre los temas que estudian y la realidad que más directamente les afecta.

El blog pretende ser una invitación -esperamos que rigurosa- a la reflexión crítica de los lectores, y también a debatir, rebatir, discrepar y aportar sus propios comentarios y textos.

En el actual contexto social, no podemos quedarnos al margen, sino ayudar a buscar otra salida.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

¿Pueden bajar a la vez el paro y el empleo? Por qué los datos de noviembre no son buenos.

Los datos del paro registrado en noviembre reflejan una paradoja: se destruye empleo –lo estamos midiendo a través del número de afiliados a la seguridad social- y simultáneamente también baja el desempleo. Concretamente, en el mes de noviembre la cifra de afiliados a la seguridad social ha bajado en 66.829 personas, mientras que el paro registrado se ha reducido a la vez en 2.475 personas. Si extendemos el cálculo a los últimos 12 meses, la pérdida de afiliados es de 237.505 personas, mientras que el paro registrado se reduce en 98.909 personas (Gráfico 1). ¿Cómo es posible?, ¿dónde están contabilizadas las personas que han dejado de estar empleadas?


La explicación es que lo que está recogiendo esta estadística del desempleo es el número de personas que está registrada en los servicios públicos como demandante de empleo. Esta inscripción es obligatoria, por ejemplo, para cobrar las prestaciones por desempleo, pero cada vez es mayor el número de desempleados que no están percibiendo ningún tipo de prestación (un 42.6% en noviembre) por lo que muchos parados no renuevan su demanda (¡pero no desaparecen!). Por supuesto, otro incentivo para mantener la inscripción en las oficinas de empleo sería la eficacia de este servicio público para facilitar la búsqueda de empleo, pero ésta es reducida.

Entre las personas que no tienen trabajo, pero tampoco aparecen en las cifras del paro registrado pueden darse, a su vez, dos situaciones.

La primera es que, a pesar de ello, sigan buscando activamente un empleo. Por tanto, cuando al final del trimestre se publique la EPA (Encuesta de Población Activa, elaborada por el INE) aparecerán como parados. Como se ve en el gráfico 2, la diferencia entre el paro EPA (una medida reconocidamente más fiable de la realidad del mercado de trabajo que el paro registrado) se ha hecho creciente durante la crisis. La segunda posibilidad es que se “desanimen” y abandonen la población activa, bien porque se marchan del país (como muchos emigrantes que habían venido a España en busca de oportunidades laborales, pero también nacionales); bien porque dejen de buscar un empleo, porque consideran que tienen muy pocas probabilidades de encontrarlo. En el gráfico 3 vemos que, efectivamente, la población en edad de trabajar se ha reducido en España en 344 mil personas en los tres últimos años, y que en 2013 también ha aumentado el número de inactivos.

En conclusión:

1.  Se sigue destruyendo empleo en España, como se ve en el gráfico 4 (por qué el presidente del gobierno dijo en el Parlamento lo contrario es para mí un misterio absoluto: en los últimos 12 meses se han destruido en España 497 mil empleos, y en los tres primeros trimestres de 2013, 134 mil). Y noviembre no ha sido una excepción, como se ha visto por la cifra de afiliados a la seguridad social.
2. La reducción del paro no refleja ninguna solución real del problema. En realidad, la situación de los desempleados existentes se deteriora cada vez más, y por eso o abandonan el país, o dejan de buscar un empleo o, simplemente, no se registran en las oficinas públicas de empleo. La reducción del paro de este mes no es síntoma de ninguna mejoría de su situación, aunque sea cierto que se modere el ritmo de destrucción de empleo.

3. Los contratos que se firman son precarios: la contratación temporal está sustituyendo a la indefinida en España. ¿No era lo contrario lo que se esperaba con la reforma laboral, una eliminación de la temporalidad? ¿Vendré otra vez la recuperación del empleo en España de la mano de la precariedad laboral? ¿Es éste el futuro laboral que queréis los jóvenes: la emigración o la falta de derechos laborales?